De vez en cuando recibo algún correo de alguien diciéndome que mis clases le pillan muy lejos de su casa y que, claro, no puede desplazarse tan lejos y va y me dice que vive en Vallecas ( por poner un ejemplo ) y que si trabajo en alguna piscina cerca de su barrio. Con este comentario o alguno similar demuestra que ni siquiera se lee mis correos porque en ellos incluyo siempre la procedencia de algunos de mis alumnos que no viven precisamente en Madrid.
Yo, que vivo en Madrid, para aprender un curso tuve que irme a Fuengirola porque en Madrid no lo encontré. Lo encontré en Fuengirola y allí me fui. Tuve que ir tres veces hasta que terminé el curso.
Para que me ayudaran en la elección de un trabajo del que no estaba seguro y que era importante para mí tuve que irme a París ( sin saber francés ni inglés, y sí, soy un desastre para los idiomas, lo reconozco ). Estuve 10 días allí hasta que me pudo atender la persona que me interesaba.
Mucha gente hace lo mismo cuando de verdad quiere algo. Se desplaza donde esté ese alguien que le puede ayudar, tanto si está cerca como si está muy lejos, incluso fuera de su ciudad, fuera de su provincia o fuera de su país. Esto se hace cuando de verdad queremos algo.
Pero cuando me dicen que mis clases están lejos de su casa, cuando simplemente está a 1h u 1,5h o 2h ( qué más da ) de metro o de renfe o de bus ( ojo, pongamos que hablo de Madrid, como decia la canción de Joaquín Sabina, con las estupendas comunicaciones que tiene ) y si tienes coche para qué hablar. Entonces es que en el fondo no nos interesa o nos interesa poco o no queremos pagar ningún precio, ni en dinero, ni en desplazamientos, ni en tiempo ni en nada.
En la web y en los correos dejo claro de dónde viene mucha gente. Tanto a las clases semanales como a los intensivos.
Los que vienen a los intensivos puedes ver, querido lector, que vienen de muy lejos y no precisamente desde la otra punta de Madrid, si no de la otra punta de España ( Las Canarias, Mallorca, Melilla, Galicia por poner solo los más lejanos ).
Por lo que yo creo que el que me dice que le pillan lejos de su casa las piscinas en las que trabajo no sabe lo que está diciendo o simplemente en el fondo no le interesa o si le interesa no es más que una simple excusa para no enfrentarse a la realidad, que es la siguiente: tiene tanto miedo que la distancia solo es una excusa para no apuntarse a las clases.
Es comprensible, es humano, enfrentarnos a nuestros propios miedos da mucho miedo, pero la vida es así. Nos plantea dificultades, grandes dificultades a veces, pero son estas dificultades las que nos ponen a prueba, las que nos ponen en la palestra de la vida y, en definitiva, las que nos hacen mejores personas. No me refiero a personas más capaces físicamente ( en el caso de la natación ) que también, si no incluso a personas más desarrolladas, más humildes, más evolucionadas, más sabias. Con un mayor conocimiento de sí mismas. En definitiva, mejores personas desde el punto de vista interior, espiritual.
Con estos desafíos, de superación de los miedos – sean los que sean- nos colocamos frente a nosotros mismos y es ahí donde no nos gusta ver algunas cosas y aparecen las pueriles justificaciones. Como la de que como no tengo los cursos a la vuelta de la esquina no me interesan.
Y aquí aprovecho para decir que incluso si te enfrentas a tus miedos y, finalmente, no eres capaz de superarlos, no pienses que eres un cobarde, serías muy injusto contigo mismo. Todo lo contrario, eres un valiente que ha perdido una batalla. Todos hemos ganado y perdido batallas, así es la vida. No siempre se gana. Pero puedes estar orgulloso de haberlo intentado de haberte enfrentado a tu miedo. Además siempre puedes volver a la carga e intentarlo de nuevo.
De las batallas que ganamos salimos contentos y seguro que hemos aprendido cosas, pero de las batallas perdidas, en las que lo hemos dado todo debemos salir reforzados y más fuertes de carácter y de espíritu que nunca. Dispuestos a volver a intentarlo si es necesario, a enfrentarnos a un nuevo desafío cuando se nos presente y a no cejar nunca.
– Espero que te haya sido útil este artículo y nuestra web al saber que puedes constatar, paso a paso, con nuestro MÉTODO NSM ( que incluye 3 flotaciones verticales ) cómo vas venciendo tu propio miedo al agua y, al mismo tiempo, ir comprobando cómo vas disfrutando cada vez más y mejorando tu dominio del medio acuático.
– Puede que tengas algún centro de natación cerca pero si no estás seguro de lo que ofrecen o no te convencen sus condiciones pregúntanos cualquier duda que tengas, y si quieres apuntarte a nuestros cursos puedes hacerlo en cualquier momento del mes en curso o de la temporada.
– También puedes pinchar en
Deja una respuesta