Este año el mes de Julio tenía 4 fines de semana más un sábado. Es decir, 9 días de fines de semana. Hemos querido ser ambiciosos y programamos para cada día un intensivo de 4,5h. cada uno. Con la intriga de cuántos se demandarían, teniendo en cuenta las difíciles circunstancias que nos rodean a todos, debido a la pandemia y a que en julio baja la demanda debido a las vacaciones de verano. Finalmente, se han dado 8 de los 9, con lo que la gente ha respondido bastante bien.
La mayoría de los alumnos que han pasado por los intensivos nos reconocen que han superado sus propias expectativas. Desgraciadamente, algunos no lo logran. Le estamos dando vueltas a ver cómo podemos mejorar el método para que sea 100% eficaz, de manera que absolutamente todo el mundo pueda ser capaz de cumplir su sueño de superar el miedo al agua.
Todos los que se apuntan tienen miedo. Pero el grado de miedo es diferente en cada persona. Desde un pequeño miedo ( en el que el alumno pensaba que era muy grande ) hasta un miedo muy intenso. También es diferente el tipo de miedo. Unos tienen miedo a meter la cabeza en el agua, otros a respirar dentro del agua, otros a flotar, otros a sumergirse, otros saben nadar pero no se atreven en zona profunda, etc.
A pesar de que dejamos claro que un intensivo no es mágico y que es imposible quitarse el miedo y aprender a nadar solamente en uno, es inevitable que los intensivos creen expectativas al concentrar varias horas de aprendizaje en un corto espacio de tiempo. También el hecho de que no parezca muy complicado nadar, eleva las esperanzas de aprendizaje. No es así, desde luego.
Algunos alumnos al ver resultados en un solo intensivo se animan y se apuntan a dos o tres. Es una buena decisión, ya que en varios intensivos se puede reforzar lo aprendido y seguir avanzando aún más en el aprendizaje.
En un solo intensivo se logran objetivos parciales, lo que no es poca cosa, teniendo en cuenta, por ejemplo, que si una persona lleva toda la vida sin atraverse a meter la cabeza dentro del agua y lo consigue en un intensivo, está claro que lograr ese objetivo para esa persona es extraordinario y le abre la puerta para seguir soñando, con llegar nadar sin miedo, sobre expectativas reales.
Hemos tenido alumnos que sabían nadar pero tenían miedo a meter la cabeza dentro del agua o sentían un gran rechazo a respirar dentro del agua. Pero una vez que lo han conseguido, con mucho esfuerzo eso sí, de repente parecía que todo lo demás era pan comido. Resulta que habían aprendido a nadar pero sin tener aprendidos los fundamentos más básicos. Una vez que superaron el miedo a respirar parecía que tenían alas en el agua. Exagerando un poco, casi no había ni que enseñarles a nadar. Verlo resultaba increíble y al mismo tiempo chocante.
Por otro lado, hemos tenido alumnos, pocos afortunadamente, que a pesar de todo el esfuerzo que pusieron no pudieron flotar de forma autónoma. Una auténtica pena, pero esa es la realidad. Este es uno de los puntos que tenemos que mejorar en nuestro método.
Los que logran superar el miedo a flotar ( afortunadamente casi todos ) sin apoyos, siguen avanzando mediante un nado planteado de forma que sea muy fácil nadar desde las primeras brazadas. Estamos hablando de un nado elemental, fácil de realizar sobre la base del control de la respiración.
Otro tipo de alumnos son los que saben nadar, más o menos, pero tienen miedo a hacerlo en zona profunda. Presentan problemas menores en la respiración y en la flotación que solventan sin muchas dificultades, pero les cuesta mucho cuando llega el momento de pasar a la zona profunda. En ese momento es cuando les mostramos la solución a su problema.
Les enseñamos a flotar de pie y ahí es cuando ven el cielo abierto para seguir avanzando a lo que tanto anhelaban. Nadar sin miedo en zona profunda.
Las inmersiones, que nosotros llamamos básicas, también son un escollo para algunas personas. Son inmersiones en zona poco profunda. Fáciles, en apariencia, pero difíciles si te da miedo sumergirte aunque no te cubra.
La flotación dorsal o boca arriba también impone bastante respeto o miedo. Esta flotación hay que tratarla con mucho cuidado y con ayuda directa del instructor. Se puede superar sin muchos problemas pero hay que enseñarla bien.
Hemos tenido alumnos que tenían miedo a saltar de pie, otros de cabeza. Enseñamos a aprender a saltar, aunque no es un objetivo imprescindible para superar el miedo al agua. No obstante, saltar da mucha confianza.
Podemos concluir que con un intensivo no se quita el miedo al agua ni se aprende a nadar bien, pero sí es muy útil para conseguir objetivos parciales, que para algunos pueden ser suficientes, aunque otros necesiten un aprendizaje más completo. Sin embargo, para todos ellos puede ser el principio del fin de su miedo al agua.
– Espero que te haya sido útil este artículo y nuestra web al saber que puedes constatar, paso a paso, con nuestro MÉTODO NSM ( que incluye 3 flotaciones verticales ) cómo vas venciendo tu propio miedo al agua y, al mismo tiempo, ir comprobando cómo vas disfrutando cada vez más y mejorando tu dominio del medio acuático.
– Puede que tengas algún centro de natación cerca pero si no estás seguro de lo que ofrecen o no te convencen sus condiciones pregúntanos cualquier duda que tengas, y si quieres apuntarte a nuestros cursos puedes hacerlo en cualquier momento del mes en curso o de la temporada.
– También puedes pinchar en
Muchas gracias por tu atención
Deja una respuesta