Muchas veces en las cosas más sencillas se encuentra el verdadero disfrute o la propia felicidad. El agua es un medio que permite crear situaciones en las que se puede llegar a disfrutar el momento y sentirse vivo de una manera muy especial.
El agua es, entre otras cosas, un medio recreativo. Lo primero que ven los niños en el agua es un lugar en el que se puede jugar. El agua es como un juguete para ellos por lo que enseguida se lanzan a jugar con él y en él. También debería serlo para los adultos.
Se pueden llevar a cabo variadas actividades en el agua. Nadar no es mas que una de ellas. Nadar, bucear, saltar, jugar. Se puede nadar en diferentes estilos, se puede nadar con tubo, igualmente se puede bucear de diferentes maneras, saltar de muchas formas y jugar de mil modos diferentes, solos o en compañía.
Incluso, durante el aprendizaje para superar el miedo al agua en el que parece que irremediablemente lo vamos a pasar mal porque nos estamos enfrentando a un miedo con el que nunca hemos querido lidiar, también se puede gozar en ese proceso.
Es evidente que si tengo miedo a meter la cabeza en el agua o miedo a flotar y tengo que hacer un gran esfuerzo mental para superarlo, no lo voy a pasar bien. Esos momentos iniciales son difíciles. Pero una vez superadas las tensiones iniciales las cosas empiezan a cambiar radicalmente.
Elementos tan básicos como la respiración, la flotación o sumergirse a una pequeña profundidad se empiezan a sentir de una forma completamente distinta una vez superados los primeros miedos.
Durante el aprendizaje de la respiración se nota hasta en el semblante de la cara cómo va cambiando. Desde las primeras respiraciones en las que el cuerpo expresa rechazo y crispación en la expresión de la cara hasta las últimas en las que se ve auténtica relajación. Y es que una respiración consciente, sostenida y variada induce a la relajación. Es decir, un verdadero control de la respiración infunde la confianza necesaria para comenzar a disfrutar del agua. A partir de este cambio comenzamos a ver el agua de otra manera.
Los ejercicios respiratorios unidos a las inmersiones básicas de escasa profundidad son casi como un juego. Si lo pensamos bien, lo que estamos haciendo durante el aprendizaje de la respiración es jugando a hacer burbujas en el agua, de diferentes maneras y a diferentes profundidades. Hacer burbujas es una manera placentera y estupenda de comenzar a quitarnos el miedo al agua.
Otro elemento básico es la flotación. Realmente el miedo a flotar es uno de los miedos más fuertes. Pero, en cuanto comenzamos a vencer el miedo a flotar la cosa cambia radicalmente. Si en el medio terrestre, la posición vertical del cuerpo humano es su posición natural, en el acuático la posición natural es la horizontal. Es decir, es la flotación horizontal la posición en la que nos estaremos moviendo casi constantemente. Esta posición corporal exige una condición: flotar.
Podemos flotar boca arriba, boca abajo, con el cuerpo agrupado, flotar de pie o con el cuerpo inclinado, incluso flotar de lado.
Pero la flotación que vamos a adoptar generalmente va a ser la horizontal, para llevar a cabo un nado cómodo y tranquilo. Pues bien, esta flotación, que al principio suele costar trabajo conseguirla debido al miedo, la tensión y la rigidez muscular, produce un verdadero placer cuando conseguimos superar todos estos problemas iniciales.
La flotación es el estado natural de los cuerpos en el agua. Como hemos visto podemos flotar en varias posiciones, pero será la horizontal la que nos permita una de los mayores gozos. Además, lo podemos hacer boca abajo y boca arriba, incluso de pie si sabemos cómo hacerlo con la flotación vertical estática avanzada, permitiéndonos flotar de pie sin mover las piernas ni las manos.
Flotar es un placer. Desde el mismo momento en el que nuestro peso corporal disminuye, como por arte de magia, en un 70%. También dejamos de sentir el poder que nos aferra a tierra de la fuerza de la gravedad. Nos damos cuenta que al dejar de sentir todo ese peso y esa fuerza nos produce una auténtica liberación.
Soltar lastre, soltando todas esas tensiones musculares y mentales, dejando de sentir el peso de nuestro cuerpo y la fuerza de atracción de la gravedad produce una sensación de liberación, como ya digo, y un auténtico placer.
Conseguir este estado corporal no es difícil una vez que hemos superado el miedo a flotar. Curiosamente, las personas que tienen miedo a flotar es porque sienten que están en la más absoluta ingravidez, como flotando en el aire, lo que hace que se asusten. Se sienten muy inseguras en ese estado tan ligero.
No están acostumbradas a sentirse tan ligeras, por lo que necesitan, en un principio, un asidero, un agarre, sentir que están en estado «sólido» para sentirse seguras. Pero según van superando el miedo van descubriendo lo maravilloso que es sentir la ligereza de nuestro cuerpo al flotar en el agua.
– Espero que te haya sido útil este artículo y nuestra web al saber que puedes constatar, paso a paso, con nuestro MÉTODO NSM ( que incluye 3 flotaciones verticales ) cómo vas venciendo tu propio miedo al agua y, al mismo tiempo, ir comprobando cómo vas disfrutando cada vez más y mejorando tu dominio del medio acuático.
– Puede que tengas algún centro de natación cerca pero si no estás seguro de lo que ofrecen o no te convencen sus condiciones pregúntanos cualquier duda que tengas, y si quieres apuntarte a nuestros cursos puedes hacerlo en cualquier momento del mes en curso o de la temporada.
– También puedes pinchar en
Muchas gracias por tu atención
Deja una respuesta