Hace mucho tiempo, cuando estaba dando mis primeros pasos en el deporte de la natación, estando en una piscina de verano con familiares y amigos, uno de mis primos me propuso una carrera. A ver quién era más rápido en un largo de piscina. La verdad, a mí nunca me ha gustado correr ( por así decirlo ) en el agua, competir ( tampoco fuera del agua, mi espíritu competitivo va por el camino del disfrute, la diversión, el placer y la salud más que por el resultado de la victoria ).
Pero a fuerza de insistir mi primo, accedí. Es una anécdota sin importancia que a mí me sirvió para confirmar lo que ya sabía. Que correr en el agua, aunque sea de forma lúdica e intrascendente, es muy incómodo y a mí me genera mucha tensión, aunque nade bien. Con los años he podido comprobar que no solo a mí.
Cuento esta ,porque es importante saber que nadar no solo es hacer largos y largos y además corriendo, como si tuviéramos prisa. La natación no es solo competir o un deporte para hacer ejercicio como otro cualquiera, es mucho más.
Creo que el aprendizaje tradicional de la técnica de los estilos que aplican, todavía, muchos instructores de natación va orientado hacia el puro trabajo repetitivo, físico, y por supuesto a la técnica. La técnica, para nadar razonablemnente en natación es fundamental, pero no lo es todo.
La técnica va encaminada al objetivo primordial de nadar mucho sin cansarte demasiado. Si el agua ofrece una resistencia, con la técnica intentamos minimizar esa resistencia al máximo, para no agotarnos en los primeros largos.
Esta obsesión, normal, por otra parte, de los técnicos porque sus alumnos naden lo mejor posible es casi inevitable. Yo también caí en ese tipo de enseñanza durante bastantes años. Pero nos equivocamos si seguimos por ese camino.
Repetir hasta la extenuación la patada de crol de forma mecánica o hacer miles de brazadas con la tabla hasta aburrirnos, solo tiene sentido si el planteamiento es puramente utilitario-competitivo. Esto es lo que se establece, en general, en los cursos de natación para adultos. Pero, si bien, es necesario para aprender a nadar, no debe ser el único.
Existen otras formas de plantear las clases de natación. La educativa, la preventiva, la recreativa, etc. Incluso el planteamiento técnico lo podemos modificar, para los grupos de edad adulta, y dirigirlo, no tanto a la enseñanza de la pura técnica, como a una enseñanza más enfocada a una relación amigable con el agua.
El objetivo de este planteamiento sería entender mejor “cómo funciona” el agua, desde el punto de vista de las sensaciones, para obtener un mayor beneficio físico y mental. Buscando más, las buenas sensaciones con el agua, tratarla bien. Llevándome bien con ella, ella me responderá con la misma moneda. Esta forma de ver el agua no va reñida con un nado correcto. Todo lo contrario.
Desde este punto de vista, evitaríamos la repetición mecánica de los movimientos y buscaríamos la toma de conciencia de los propios movimientos y de las sensaciones que nos aporta el agua. Buscando un dominio más completo del medio acuático, entenderemos mejor a nuestra amiga, el agua.
En vez de buscar hacer muchas brazadas y de forma rápida para hacer el largo rápidamente, hacer pocas más lentamente, pero tomando conciencia de cómo estoy moviendo mi cuerpo y qué sensaciones me está dando el agua ante esa acción. Pensar, concentrarse, tomar conciencia y sentir el agua.
Suele venir gente a mis clases que sabe nadar pero no está a gusto nadando. Algunos han recibido una buena enseñanza técnica y nadan bien, pero nadan muy rígidos y no se sienten cómodos. Sufren en el agua. Cuando van a nadar es, casi, más una obligación que un tiempo bien empleado en mantenerse en forma, disfrutándolo de verdad.
Tenemos que empezar a pensar más en disfrutar del agua, sentirnos bien en ella, estar a gusto con ella. Sentir que sea el agua la que “nos lleva”, la que nos ayuda. Verla como nuestra amiga, nuestro mejor aliado, y no tanto como una resistencia que hay que vencer o un ostáculo que hay que superar.
Para conseguir este cambio de visión, buscando una nueva forma de tratar el agua como un medio que nos ayuda y no como un medio hostil, los profesionales de la enseñanza acuática tienen que cambiar el planteamiento de sus clases. A su vez, los alumnos olvidarse, por un rato, de que el agua es un medio para competir o para correr o para hacer, simplemente, ejercicio físico. Pero trabajar esta nueva visión, depende mucho de los instructores de natación.
Tenemos que aprender a ver el agua de otra manera. Una manera más amistosa, más integradora, más inteligente. Solo así disfrutaremos del agua plenamente.
– ¿ Qué te ha parecido este artículo ? ¿ Estás pensando en apuntarte a algún curso de natación ? ¿ Quieres nadar seguro de tí mismo en la zona profunda ?
– Si estás pensando en apuntarte a algún curso de natación para adultos asegúrate de que:
No esté masificado, que los profesores tengan un método, enseñen bien, corrijan, se preocupen por tí, te marquen un camino claro en el que tú puedas percibir que aprendes y no pierdes el tiempo.
– Espero que te haya sido útil este artículo y nuestra web al saber que puedes constatar, paso a paso, con nuestro MÉTODO NSM ( que incluye las flotaciones verticales ) cómo vas venciendo tu propio miedo al agua y, al mismo tiempo, ir comprobando cómo vas disfrutando cada vez más y mejorando tu dominio del medio acuático.
– Puede que tengas algún centro de natación cerca pero si no estás seguro de lo que ofrecen o no te convencen sus condiciones pregúntanos cualquier duda que tengas, y si quieres apuntarte a nuestros cursos puedes hacerlo en cualquier momento del mes en curso o de la temporada.
– También puedes pinchar en
Muchas gracias por tu atención
Deja una respuesta